LA POESÍA YA NO ES IMPORTANTE





M.M.


El principal acontecimiento en el terreno de la publicación de libros de poesía durante el año 2016 fue sin duda La locura del cielo, de Carlos Aurtenetxe. ¿Por qué el libro no ha recibido atención en los principales suplementos culturales de los diarios ni en las revistas literarias? ¿Por qué no ha atraído premios, reconocimientos y comentarios? Por una sencilla razón: porque la poesía ya no es importante. Porque, en consecuencia, apenas quedan medios que presten atención a la poesía. Porque, en consecuencia también, no hay entonces forma de que se difunda y se conozca la existencia de esta clase de libros si no se editan en unas pocas editoriales que tienen acceso a la escasa publicidad reservada al género. Y porque si la poesía es lo menos importante para garantizar el eco de un libro de poesía, cuanto más importante es un libro de poesía, en el sentido de que la calidad poética es su única y gran baza (su genuina y honrada oferta al lector y a la crítica) menores son sus oportunidades de que se le preste atención. Se necesitarían otras razones siempre vivas en esta red que es la sociedad humana, y más en tiempos de redes sociales y de cross working (ay qué risa). En un sistema literario disfuncional, los libros, de poesía o de prosa, siguen recibiendo publicidad, menciones y reseñas en función de los contactos del autor o del editor, pero ya sólo los reciben en función de estos. Pues no hay redes de autores, críticos y medios independientes que presten atención a las obras tan solo por su valor literario. Los grandes suplementos culturales ejercen de muestrarios de las grandes casas editoriales, y las redes de influencia de las pequeñas editoriales son modestas o cortas. La multitud de pequeñas editoriales forma un archipiélago variado de islas que luchan por permanecer a flote, donde hay de todo, desde el diseñador que hace bellos objetos pero que apenas sabe de literatura, hasta el pequeño editor con criterio cuya influencia se pierde en la inmensidad del océano. En cuanto al negociado poético, solía ser el territorio donde, por haber más arte y menos dinero, podían encontrarse aún, aún hace no muchos años, premios limpios (o con huecos de honradez), de manera que todavía cumplían su función de detectar nuevas voces y libros meritorios. Hoy día hay una casa oficial (Slithering o Slytherin) que tiene una mágica relación con la mayoría de los premios del ramo y que, según dicen por ahí, ha elevado la corrupción poética al nivel de la corrupción política, con el ridículo añadido de la escasa afluencia de capital en estos campos de cultivo, pero con el mérito de haber canalizado casi toda el agua disponible, que en conjunto no es poca, hacia el propio sistema de riego. Esto supone, de hecho, el control y la cautividad de prácticamente todos los recursos disponibles, tanto en términos de capital como de difusión. ¿Será para tanto? Por lo que parece, la casa oficial tiene, además de su amo del calabozo, su mago-ideólogo en jefe, el cual (siempre según las malas lenguas) cree que el fin justifica los medios. En fin, son cosas que pasan en España, no en Euskadi, pero como afectan a todo el territorio literario de habla hispana, aquí dejo unos enlaces de amena lectura enriquecedora :
















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